jueves, 28 de noviembre de 2013

Crónica - Capítulo 4: Plato frío

Las turbulencias de la deceleración hacían parecer que la cheetah fuera a reventar en cualquier momento. Las modificaciones para incrementar su velocidad de curvatura no me parecían nada fiables, pero Naza estaba convencido que no había...
...problema, y no iba a iniciar una discusión para aminorar la marcha. Realmente estaba en juego la operación. Habíamos cambiado de embarcación en un punto seguro en las proximidades de la puerta estelar hacia nuevo Caldari. Polipo nos estaba enviando coordenadas desde una singularidad, en su Helios. Todo estaba pendiente de un hilo, y aún no habíamos superado el control de la policía de la stargate. 

(Instantes después...)

La proyección al espacio de los retratos 3D de los más buscados no ayudaba en caso de que les diera tiempo a escanearnos. James Korso no iba a pasar desapercibido. Además que transportábamos las drogas necesarias para su recuperación, y de combate.

Al tiempo que pensaba esto, nuestra invisibilidad electrónica dejó de hacer efecto por la proximidad a la stargate, cuando una fragata de la policía se encontraba a pocos kilómetros... Su ruta era paralela a la nuestra, pero comenzó a encararnos, encendiendo el característico haz de luz violáceo (frontera lumínica, indicativo de un haz de luz de alta intensidad, a.k.a. radar em que permite escanear el contenido de materiales, como el cargo de una nave). Íbamos a ser escaneados en cuanto estuviera a menos de 5 kilómetros. 

- Vamos pedazo de chatarra, activa la conexión a la puerta de una vez...
- Ruymán no vas a lograr que vaya más deprisa por presionarme, ya casi estamos -me espetó Naza-.
- Lo sé, lo sé... Pero ...

Sucedió lo que me temía. Una comunicación impuesta empezó a sonar desde la consola principal: 

- ¡Detenga sus motores, y entregue el cargamento y a su pasajero o nos veremos obligados a destruir su nave!

No era mi primer mensaje de aviso en mi carrera de mercenario, ni sería el último... hoy no. Sabía que estábamos siendo observados en un proyector tridimensional por un androide humano de la policía. Si no me equivocaba, habían instalado el modelo rc-xxiv hace unos meses, y conocía perfectamente su debilidad... De ello dependería la supervivencia de nuestra corporación en más de una ocasión. Su tiempo de respuesta era de 3 décimas, casi el mismo que un humano, y era ese "casi" lo único que podía darme una opotunidad, ya que sería el tiempo que tardaría en pulsar el pulso electromagnético. 

- Naza... -con sólo mirarle y decir esto, supo a qué me refería. No era nuestro primer rodeo con la policía-.

Acto seguido, movió rápidamente la mano y pulsó el pulso que devolvía una potente señal EM por la misma vía que nos llegaba el scanner, destruyendo no sólo su capacidad de comunicación, sino sus controles, y apagando durante unos segundos al droide.

- Salto, ¡ahora! -ordené mirando a la puerta estelar-.

La sacudida que nos invadió supo a gloria al tiempo que veía el tunel de luz alargada, que siempre me hacía sentir como si tiraran de mí con la fuerza de todo el universo. ¡Menudo subidón de adrenalina!

- Estamos fuera, activando curvatura hacia tu posición Poli -Naza sonaba mucho más relajado-.

- Recibido. Los demás ya están al otro lado, con la flota. Tenemos la orca lista para el cambio -la voz de Polipo sonaba siempre tranquilizadora, señal de lo buen scout que era. Su intel siempre llegaba alta y clara-.

- Estupendo -dije mientras pulsaba el intercomunicador, pasando el brazo por encima del hombro de mi veterano compañero, bajo su mixta mirada entre enfado y sorpresa-.

Al soltar el botón, ambos nos reimos, ya mucho más tranquilos. El peligro había pasado, o eso creíamos. Pero tras unos instantes, una imagen igual de hermosa que intimidante aparecía ante nuestros ojos... el túnel hacia lo desconocido. Un espejo compacto, un punto que parecía tragarse la luz y reflejaba muy poca. Era un agujero de gusano en masa crítica. En cualquier momento podía cerrarse.

- Poli, esto se va a cerrar en cualquier momento. ¿Por qué no me habías dicho nada? -dije mientras me sentaba en el asiento del copiloto-.

- Qué... ¿qué pasa? -James se acababa de incorporar, aún drogado, y mareado. Tenía arneses atándole a la camilla, así que no podía levantarse aún-.

- Nada, sólo que vamos a tener un viaje movidito, recuéstate -y tras volver a mirar hacia delante, Naza me echó una mirada tan preocupante como mis pensamientos-.

- Yo iré después de ustedes. No se preocupen, todo está calculado -dijo Poli-.

- Activando propulsión a sub-curvatura... Entrando... -Naza comunicaba paso a paso los movimientos-.

Justo al entrar, sentí como si nos absorbiera un sumidero, la nave dejó de responder a los controles. Parecía una caída en barrena, que sólo había experimentado en los simuladores de clásicos, donde habían unas embarcaciones que se llamaban "aviones", allá en nuestra vieja patria. No diría que tuve miedo, pues tenía una modificación genética que había eliminado ese impulso del cuerpo, como todos los miembros de la corporación... Pero desde luego pensé por un momento que ibamos a pasar a ser polvo estelar. En el mismo instante en que entramos en el espacio desconocido, sentimos un breve empujón. Una mirada hacia atrás confirmó mis sospechas: La singularidad colapsó, dejando a Poli atrás. 

- Bienvenido, jefe -el intercomunicador hacía sonar la voz de Stark-.

- Sienta bien estar de vuelta. ¿Dónde está el resto? -le respondí-.

- Hay silencio radio para no enviar demasiadas señales por estos lugares, que puedan interceptar, pero están todos alrededor nuestro -y al momento de decir esto, dió una orden por radio-... ¡fleet... UNCLOAK!

Fue espectacular, de repente parecía como si un eclipse detuviera los rayos de luz de la estrella huésped del sistema J114325 (o así salía en nuestros monitores como la clasificación que se le había asignado en la consola). La flota de cruceros estratégicos de la corporación formaba una esfera alrededor de nuestra posición, y en concreto una nave clase LEGIÓN se encontraba frente a la estrella, tapándonos su proyección. 

- Tienes el control de la flota -continuó Stark-.

- Gracias -dije-. Fleet alinead hacia el sol... Orca desde su posición diríjase al punto de encuentro marcado... -y tras un segundo que me gustaba saborear, de silencio entre órdenes, sintiendo la expectación y atención en comunicaciones...- ... ¡WARP!

Tras nuestra llegada a la posición, la orca se nos aproximó, y en algunas maniobras de seguridad, y operativas, logramos pasar a nuestros cruceros estratégicos. Liberamos a James de sus ataduras, y le chutamos una dosis fuerte de instinto x, justo antes de que tomara el control de su Tengu.

- Bueno caballeros... ha llegado la hora de la verdad -abrí el discurso-.

Casi siempre, antes de una operación de alto riesgo, me gustaba dar alguna clase de discurso motivador, inspirando el coraje entre los nuestros, y haciendo desaparecer los temores y las dudas, que no el miedo, entre nuestros compañeros. Éramos una corporación mercenaria, combatientes con diferentes campos de experiencia, que jamás dejaban un asunto pendiente sin un final acorde... Pues la venganza se sirve en plato frío.